- Shofranka Sarosi/Colaborada
Consejos para alimentar el autoestima de tus hijos
¿Cuántas veces le has llamado a tu hijo tonto, estúpido o menso por tan solo derramar la leche, por tropezarse o quebrar algo?
Si eres de este tipo de padres, es mejor que la próxima vez pienses bien en lo que vas a decir, ya que estás afectando la autoestima de tu hijo y esto podría traerle graves consecuencias en sus vidas.
La autoestima juega un papel vital en el desarrollo social y emocional de una persona, y tú como padre eres el responsable de crear este elemento de formación básica en tus hijos para que puedan desarrollarse social y mentalmente saludables.

Una persona sin autoestima puede pensar que en realidad es estúpida, que es fea, que no puede hacer las cosas bien, que está destinada al fracaso y por lo consiguiente le tiene miedo al riesgo, se aísla de la gente y hasta puede lastimar a otros para tratar de compensar su propio sufrimiento. Lo peor de todo es que puede crecer con la idea errónea del amor y buscar una pareja que lo/la maltrate.
No los ofendas: No puedes descargar tu furia o problemas en tus hijos. El caerse, quebrar algo, ensuciarse la ropa o traer una mala calificación de la escuela no te da el derecho de agredirlo verbalmente. Tu eres la autoridad del hogar y va a creer lo que les dices hasta el punto de actuarlo. Corrige sus errores con paciencia y cariño.
Los niños son esponjas: El bajo autoestima se alimenta también a través de padres temerosos. Al momento que tú le demuestras miedo a algo, ellos también le van a demostrar miedo. Guárdate tus temores ante los niños y permíteles vivir sus propias experiencias.
Las palabras de amor: Olvidamos decirles “te amo”, olvidamos “abrazarlos” o simplemente no lo hacemos porque pensamos que no lo necesita, lo cierto es que una acaricia, el jugar con su cabello, el estrecharlos fuerte y recordarles siempre que estamos ahí para ellos, les transmite seguridad al mismo tiempo que aprenden a ser amorosos.
Debes fomentar su autonomía: Así como lo impulsaste por primera vez a aventarse de la resbaladilla, impúlsalo a hacer otras actividades de su edad al darle responsabilidades mientras lo vigilas y lo guías. Motívalo con palabras alentadoras y valora sus esfuerzos no los resultados.
Enséñales a socializarse: Puede que tu no seas una persona muy social, pero eso no quiere decir que tu hijo debe seguir esos paso. Enséñale a que puede hacer amistades, jugar con otros niños y compartir sus juguetes con otros.
Por último, no sobreprotejas a tus hijos, ya que puedes fomentar su inseguridad y su dependencia en ti.***
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